martes, 28 de septiembre de 2010

Fundada por Jesus y Sobre El

El Fundador de la Iglesia

En Mateo 16:18 Jesús dijo a Simón Pedro, "Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del hades no prevalecerán contra ella." Este pasaje indica obviamente que Cristo es el edificador o fundador de la iglesia del Nuevo Testamento y que El llama a esta iglesia Su iglesia. Cualquier iglesia fundada por algún otro que no sea Cristo no es la iglesia de Cristo. En el Antiguo Testamento, David anunció una gran verdad cuando dijo, "Si Jehová no edifica la casa, en vano trabajan los que la edifican" (Salmo 127:1). En el Nuevo Testamento aprendemos que "la casa de Dios es la iglesia del Dios viviente" (1 Timoteo 3:15). Si el Señor no edificó la casa (iglesia), los que la edificaron trabajaron en vano. Jesús declaró, "Toda planta que no ha plantado mi Padre celestial será desarraigada." (Mateo 15:13). Nadie debería ser miembro de ninguna casa espiritual, planta espiritual, o iglesia iniciada por el hombre. Uno debiera ser miembro de la iglesia establecida por Cristo.




Cristo es el Fundamento

Cristo no sólo es el fundador de la iglesia sino que El es también el fundamento de la iglesia. En la misma declaración citada anteriormente, Cristo dijo a Simón Pedro, "Sobre esta roca edificaré mi iglesia" (Mateo 16:18). ¿Cuál era o es la roca en la que fue establecida la iglesia de Cristo? Es el hecho cimentado que Pedro justo acababa de reconocer -- o sea, que Jesús es el Cristo, el Hijo del Dios viviente. En Mateo 16:16 Pedro dijo a Jesús, "Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente." En seguida de esta declaración Jesús dijo que sobre esa roca El edificaría su iglesia. La roca no era el apóstol Pedro ni ningún otro hombre; más bien era Cristo y su relación divina con Dios -- el hecho de que El es el Hijo de Dios. El apóstol Pablo deja esto totalmente aclarado cuando dice, "Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo." Cualquier iglesia edificada sobre algún otro hombre o sobre alguna doctrina religiosa especial, o alguna forma de gobierno clerical, está edificada sobre un fundamento incorrecto y no permanecerá. La iglesia establecida por Nuestro Señor fue edificada en El -- en el hecho de que El es el Hijo de Dios. Es por eso que cualquier persona que llega a ser miembro de la iglesia debe confesar su fe en Cristo como el Hijo de Dios (Hechos 8:37). Se dice que la iglesia es una casa espiritual hecha de piedras vivas. Antes de que alguna persona pueda ser puesta en Cristo, su fundamento, y ser hecha una piedra en tal casa, debe creer de todo corazón que Jesucristo es el Hijo de Dios (1 Pedro 2:5, 6).



Fundada en Jerusalen

La iglesia que Cristo estableció, y que fue fundada en El, se inició en la ciudad de Jerusalén el primer día de Pentecostés después de la resurrección de Cristo (Hechos 2). Los profetas hacía largo tiempo que habían predicho el reino venidero del Mesías (Isaías 2:2-4; Daniel 2:44). Este no era un reino físico sino espiritual (Juan 18:36), y fue culminado con la fundación de la iglesia por Cristo.
Después de su resurrección, Cristo apareció a sus discípulos y dijo, "Así está escrito, y así era necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día, y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados a todas las naciones, comenzando desde Jerusalén" (Lucas 24:46, 47). Luego en Hechos 1:8, justo antes de ascender a los cielos, Cristo dijo a los apóstoles, "pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra." Nótese que en esta declaración Jesús dijo a sus apóstoles que recibirían poder (para predicar el evangelio en toda su extensión, que culminaría en el advenimiento del reino o iglesia) cuando el Espíritu Santo viniese sobre ellos. En Hechos 2:1-4 vemos al Espíritu Santo viniendo sobre los apóstoles y dándoles poder para predicar el evangelio en las lenguas o idiomas de todas las gentes que se reunieron en Jerusalén para celebrar Pentecostés. Como resultado de la predicación de los apóstoles, la gente se compungió de corazón y preguntaron qué debían hacer para que sus pecados fueran perdonados (Hechos 2:37). Se les instruyó, "Arrepentíos y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para el perdón de pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo (Hechos 2:38). "Así que los que acogieron bien su palabra fueron bautizados, y se añadieron aquel día como tres mil personas" (Hechos 2:41). Por tanto, el reino o iglesia de nuestro Señor vino con poder (Marcos 9:1). Fue establecida por Cristo en la ciudad de Jerusalén en el año 33 de N.S. sobre la verdad cimentada de que El es el Hijo de Dios. Después de esto, en toda ocasión en que las gentes escuchaban sobre Cristo, creían en El, se arrepentían de sus pecados, confesaban que el Cristo era el Hijo de Dios, y eran bautizados para la remisión de sus pecados, el Señor les añadía a su iglesia. "Y el Señor añadía a la iglesia cada día a los que iban siendo salvos" (Hechos 2:47).





Es un Gran Privilegio Estar en la Iglesia de Cristo

Es un gran privilegio ser miembro de la iglesia que Cristo estableció y de la cual El es el fundamento. Cuando la vida aquí en la tierra llegue a su fin, uno puede gozar de vida eterna en los cielos siendo un miembro fiel del cuerpo de Cristo. Por otro lado, es peligroso ser miembro de alguna otra iglesia no fundada por Cristo ni establecida sobre El. No hay promesa de salvación eterna por ser miembro de una iglesia formada y establecida por hombres. ¿Por qué arriesgar su alma?




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